El Hospital Infantil inicia un proyecto para mejorar la nutrición de los niños con cáncer
Aspanoa y Alcampo Los Enlaces han invertido 15.000 euros para que la Unidad de Nutrición cuente con aparataje de última generación
La Unidad de Gastroenterología y Nutrición del Hospital Infantil Miguel Servet de Zaragoza acaba de iniciar un proyecto para mejorar la nutrición de los niños con cáncer. Coordinado por la doctora Esperanza Castejón Ponce, se trata de un estudio traslacional que está permitiendo detectar antes posibles casos desnutrición debido a la enfermedad o la medicación que reciben estos pequeños pacientes y así poder iniciar un tratamiento precoz. El proyecto, del que se van a beneficiar alrededor de 50 niños con cáncer al año -todos aquellos que reciben tratamiento contra el cáncer en el Hospital Infantil-, se ha puesto en marcha gracias a una inversión conjunta de la Asociación de Padres de Niños Oncológicos de Aragón (Aspanoa) y Alcampo Los Enlaces a través de la Fundación Alcampo por la Juventud, que aporta 10.000 euros de los aproximadamente 15.000 euros que se van a requerir.
Nuevo aparataje
Mejor calidad de vida
La mayor parte de esta inversión corresponde a la adquisición de aparataje de última generación que permite medir con más precisión el estado nutricional del niño, especialmente, a través de un impedanciómetro -que mide el porcentaje de agua, masa grasa, masa magra y grasa visceral del paciente- y un dinámetro de fuerza -que mide la fuerza que tiene el niño-. Estos dos aparatos, junto con otra decena de instrumentos, fueron adquiridos por Aspanoa y donados el pasado junio al Hospital Infantil para que la Unidad iniciara el proyecto.
La doctora Castejón señala que para valorar la situación nutricional de un paciente se suelen utilizar parámetros como la altura, el peso y los pliegues -la cantidad de grasa que tiene el paciente en los tríceps, en la zona subescapular (omoplato) o en la cintura-, “si bien estos datos no son exactos porque no tienen en cuenta el posible acúmulo de líquidos o los propios tratamientos que está recibiendo el paciente”. “El impedanciómetro, sin embargo, es un aparato que te lo diferencia todo. Por ejemplo, en el caso de que el niño esté recibiendo goteros, te resta el líquido y te sabe distinguir con exactitud la masa muscular, la masa grasa y la masa visceral del paciente”, añade.
El estudio, además de permitir mejorar la nutrición de los niños con cáncer, trata de dilucidar cuál de estos dos aparatos -el impedanciómetro o el dinámetro de fuerza- es más útil para detectar precozmente una malnutrición. “El impedanciómetro es más completo, pero su uso requiere más tiempo y personal cualificado. El dinámometro solo mide la fuerza que tiene el niño y para poder usarlo el paciente debe tener más de 3 años. Pero es muy rápido y puede ser muy útil para detectar precozmente el problema, ya que teóricamente una pérdida de fuerza es el primer indicador de desnutrición”, explica la doctora Castejón.
“La nutrición siempre es importante y en el caso de los niños con cáncer más todavía -añade-. Además, es precisamente el área donde los padres pueden involucrarse más y donde también se pueden sentir más solos porque sienten que es su responsabilidad. Por eso es fundamental que las familias estén acompañadas por profesionales desde el primer momento, y más aún con la desinformación que existe actualmente”.
En este sentido, una parte importante del proyecto es formar a las familias en conceptos nutricionales, para lo que distintos profesionales de la Unidad están impartiendo talleres a familias de Aspanoa. Los primeros se han hecho de manera telemática, y abiertos a padres afectados residentes en otras comunidades autónomas, y en los próximos meses se retomarán con la intención de que sean presenciales, especialmente, mediante talleres prácticos de suplementación de la alimentación y de textura de los alimentos.
“Nuestra Unidad no tenía hasta ahora un dinámetro de fuerza y el impedanciómetro anterior era más limitado, por lo que este proyecto nos está permitiendo mejorar mucho el servicio -explica la doctora Castejón-. Quiero dar las gracias a Aspanoa y a la Fundación Alcampo por apostar por este proyecto. Apoyar la asistencia sanitaria, el día a día del paciente, es tan importante como impulsar la investigación”.
Además de la propia Esperanza Castejón, en el proyecto están participando la jefa de Oncopediatría del Hospital Infantil, Carlota Calvo; Anayet Gracia y Mayse Romea, enfermera nutricionista y logopeda de la Unidad, respectivamente; y Begoña Unzueta y Montse López, enfermeras de Oncopediatría.
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