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Domingo, 19 de mayo de 2024

Patrimonio Cultural

Felipe Faci participa en la Procesión de las Panbenditeras de Escatrón, declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial por el Gobierno de Aragón

El consejero de Educación, Cultura y Deporte ha visitado el Ayuntamiento de la localidad

La figura del ‘mayordomo’ ha recaído este año en la persona de Pilar Clavero

El consejero de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, Felipe Faci, acompañado por la directora general de Patrimonio Cultural, Marisancho Menjón, ha participado hoy en Escatrón en los actos organizados en homenaje a su patrona, Santa Águeda. El acto más destacado es la tradicional procesión de las Panbenditeras, declarada el pasado año por el Gobierno de Aragón Bien de Interés Cultural Inmaterial.   En Escatrón, la procesión recorre las calles de la localidad acompañada por autoridades, reinas, banda de música, y los ‘escopeteros’ que van lanzado salvas al paso. Llaman la atención los vistosos coloridos de los cachirulos baturros y las jóvenes ataviadas con la indumentaria tradicional que portan en sus cabezas las canastillas con los Panes Benditos. La figura del ‘mayordomo’ (que se hace cargo de organizar las fiestas a la Santa) ha recaído en la persona de Pilar Clavero. Esta figura data de hace siglos, cuando el municipio era feudo del Monasterio de Rueda. Hoy en día es el alcalde quién realiza la propuesta de nombramiento del ‘mayordomo’ entre sus concejales.   La Procesión de las Panbenditeras es una celebración con una larga evolución histórica con muchas similitudes a rituales que arraigan en las culturas grecolatinas de la antigüedad. Tiene como elemento material protagonista el pan bendecido o bendito, el pan bueno. Existen muchas tradiciones relacionadas con el pan bendito, protagonista de numerosos actos populares religiosos. La peculiaridad de esta tradición en las localidades citadas es la manera de manifestarla: el día de Santa Águeda, las mujeres jóvenes salen en procesión llevando un cestillo sobre sus cabezas que contiene la ofrenda del pan bendito.   La ofrenda tradicional del pan bendito se realiza en la actualidad, en Aragón, bajo dos modalidades diferentes:   – La procesión de las Panbenditeras, que consiste en el desfile de mujeres jóvenes hasta la iglesia, el día del santo patrón, ataviadas con la indumentaria de mudar o fiesta propia de su zona geográfica y llevando un cestillo o canasto cubierto por un pañito del ajuar familiar que contiene los panes de la ofrenda. Panbenditera, en su origen histórico, era toda joven virgen; actualmente no se restringe la participación en la procesión y son las propias mujeres quienes se proponen al Consistorio para el desfile procesional. En Escatrón tiene lugar en la festividad de Santa Águeda.   – La Ofrenda del Pan Bendito o Pa Beneit como se designa en las localidades orientales de Aragón. En ella los vecinos (pueden ser hombres y mujeres de edades variadas, incluso niños) desfilan hacia la iglesia parroquial de la localidad llevando una ofrenda que puede consistir en pan, o bien dulces, bizcocho, tortas, pastas, etc.   Ambas modalidades o costumbres tradicionales corresponden a los rituales de ofrendas de alimentos, que en este caso tienen en común la presencia del cereal, presentado en diferentes formas. Se trata de una tradición mediterránea que arranca de la antigua Grecia, donde se ofrecían pelanos o panes en los santuarios y templos, entre ellos el de Eleusis.   En épocas más recientes esta ofrenda tuvo que ver con periodos de mayor pobreza en los que el reparto caritativo de algún alimento estaba justificado con ocasión de la celebración del santo patrón de la localidad. El párroco posteriormente distribuía entre los vecinos el pan bendecido, en un acto simbólico y ritual por el que se esparcía también la fertilidad y prosperidad a los hogares, a los animales y los campos. Es un ritual comunitario de supervivencia, una comunión que la Iglesia católica continúa realizando a través del reparto de la comunión en la misa (la oblea es también cereal, aunque simbolice el cuerpo de Cristo).   Los cestillos suelen tener una forma que recuerda a los kalathos griegos de cerámica (los llamados popularmente ‘sombreros de copa’), aunque estos se realizan con fibra vegetal, centeno o mimbre; lo fundamental es que, como en la antigüedad, son cestillos vinculados al ajuar femenino, o dote, y se traspasan de madres a hijas.   La singularidad de estas celebraciones festivas es su pervivencia en la tradición desde la antigüedad grecolatina (aunque la investigación histórico-científica se mueve aún, en este punto, en el campo de las hipótesis) de un ritual comunitario, oferente y apotropaico, a la divinidad, con tres objetivos: el reparto de alimentos para la supervivencia del grupo, el rito iniciático del paso a la vida adulta de las jóvenes y la ofrenda del pan a la divinidad para asegurar la fertilidad y las cosechas.

La figura de las actuales panbenditeras proviene de las canéforas griegas y romanas, doncellas vírgenes que desfilaban con ocasión de las festividades en honor de diosas como Atenea en Atenas, Artemisa, Démeter o Hera en Argos.