La tradición que regala sonrisas: el Hospital Infantil celebra su fiesta en vísperas del Pregón

En el Hospital Materno Infantil Miguel Servet hoy no se ha hablado de medicinas ni de tratamientos, sino de sueños. Las habitaciones se han llenado de risas y miradas de asombro porque, por unas horas, los niños ingresados han podido convertirse en lo que imaginan ser de mayores: pilotos, bomberos, deportistas, policías…

Como ya es tradición, el viernes previo al Pregón de las Fiestas del Pilar se convierte en una cita mágica dentro del hospital. Los pasillos, habitualmente marcados por la rutina clínica, se transforman en un escenario de alegría. Los cabezudos del Ayuntamiento dejan de correr para abrazar; Zarpa —la mascota del Real Zaragoza— posa en todas las fotos, y los Clowntagiosos convierten cualquier habitación en un improvisado teatro de carcajadas. “Este día siempre es especial”, subraya Esther García, supervisora de enfermería en Pediatría, para quien esta jornada “supone un momento de ilusión que rompe la rutina del hospital, y para nosotros, los profesionales, es muy emocionante ver sus sonrisas y compartir esa alegría con las familias.”

No han faltado los héroes de uniforme: bomberos con sus cascos brillantes, pilotos de la Base Aérea, policías nacionales y locales, ángeles verdes, guardias civiles… Todos ellos han compartido con los pequeños juegos, confidencias y complicidad. Entre ellos también se encontraban los voluntarios de la asociación URBE Emergencias, cuyo portavoz, Ángel Santiago, confesaba: “Para nosotros es un orgullo estar aquí. Ver cómo los niños se emocionan al probarse un casco o subirse a un vehículo de emergencias nos recuerda por qué merece la pena todo el esfuerzo.”

A su lado, la Fundación Basket Zaragoza, jugadores y exjugadores del Real Zaragoza como Andoni Cedrún, y voluntarios de la Asociación Sonrisas han multiplicado los gestos de ternura. En cada visita a un niño hospitalizado aguardaba una sorpresa: un cabezudo para colorear, un coche de bomberos de papel, un pin de piloto o incluso entradas para ver un partido de baloncesto. Pequeños detalles que en momentos delicados se convierten en grandes tesoros.

La Fundación Ronald McDonald y Chocolates Lacasa también se han sumado al festín, con recuerdos, sonrisas y el dulce más esperado del día. “Lo más bonito es poder acompañar a los niños y a sus familias en un día así. Compartir ilusión, regalar tiempo y ver sus sonrisas es algo que nos llena a todos”, apuntaba Paco, voluntario de la Asociación Española Contra el Cáncer, poniendo en valor la importancia del acompañamiento.

La jornada ha contado también con el apoyo de la Fundación Sesé, Aspanoa y la propia Fundación Ronald McDonald, que han acompañado el recorrido y compartido ilusión con las familias. En palabras de Manuel, voluntario de Aspanoa: “Para los niños y sus familias, estos ratos son un respiro enorme. Ven que no están solos y que fuera del hospital hay mucha gente que piensa en ellos y quiere hacerles sonreír.”

Más allá de los regalos y las sorpresas, lo que permanece hoy en el Hospital Materno Infantil son las sonrisas y la alegría de los niños hospitalizados, que han sentido en sus pasillos y habitaciones un pedacito de las Fiestas del Pilar.